sábado, 11 de mayo de 2019

ESTUDIO DE FÓSILES

Hay dos iniciativas en la Ribagorza que parecen resistir el paso del tiempo y el peso de la lógica. Nos referimos al túnel de Benasque-Luchon y a la ampliación de la estación de Cerler por la montaña de Castanesa.

Tanto uno como otro parecen candidatos a alcanzar el estado de PROYECTO FÓSIL destinado a que los paleontólogos del futuro puedan estudiar la compleja mentalidad de los habitantes de la Ribagorza del final del holoceno.
Esos estudiosos intentarán comprender como se pretendió en los años 20 del siglo XXI esquiar en dónde no había nieve. Intentarán entender la hojas excell de las cuentas de ARAMÓN y como nadie investigó el crecimiento anómalo de una empresa que no generaba beneficios y que solo se mantenía con un complejo sistema de ampliaciónes de capital a cuenta de las arcas del Gobierno de Aragón. 
Será difícil que comprendan como se gastó dinero público en construir un acceso a la estación de Cerler cuando la experiencia de la vecina estación de Boi-Taul aconsejaría una mayor prudencia y, seguramente una gestión de los bienes comunes más acorde a la realidad de un territorio que ya cuenta con tres estaciones de esquí. Era ese un momento en que ni el cambio climático ni la realidad social ni los estudios de mercado, sugerían el aumento de la demanda de nuevos espacios esquiables. En el futuro como en el siglo XXI cualquier obra financiada desde la iniciativa pública debería tener un equilibrio GASTO-BENEFICIO que justifique que verdaderamente estamos hablando de un Proyecto de Interés General de Aragón y no más bien en un Proyecto para algunos Aragoneses que solo atienden sus Propios  Intereses.
El equipo que analice en el futuro, el eterno proyecto del túnel de Benasque, recogerá la información del tráfico de los pasos fronterizos existentes y tampoco podrá justificar la necesidad de este viejo proyecto al que se vinculan unas tras otras, las generaciones de la clase dirigente comarcal. Comprobará que la mitad de la  de Ribagorza en 2019, estaba más cerca de Francia a través del túnel de Viella y será dificil de comprender para el antropólogo del futuro, cómo se invirtió la más mínima energía en colgar una pancarta en la carretera de Graus reivindicando este inútil  paso transfronterizo.

Pese a la acumulación de registros fósiles en el comportamiento social y lo más o menos comprensible que resulte su estudio para nuestros sucesores en este bello planeta, sería hermoso que los proyectos que se puedan soñar para mejorar nuestro entorno, se ciñan a la lógica del bien común, la sostenibilidad medioambiental y la equidad social.

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